Todas las bebidas alcohólicas se basan en el mismo principio: la actividad de unos hongos o levaduras en un líquido que contenga azúcares.

   Este líquido suele ser el zumo de alguna fruta, pero también se pueden emplear granos de cereal machacados y mezclados con agua, como ocurre con la cerveza.

   Las levaduras se alimentan fermentando el azúcar y como productos residuales de esta fermentación se producen etanol (alcohol) y un gas (dióxido de carbono).

   Durante la fermentación se va convirtiendo el azúcar en alcohol. Si se mantiene la fermentación el tiempo suficiente al final ya no quedará nada de azúcar porque todo se habrá convertido en alcohol.

   Esto podría hacernos pensar que, ya que las bebidas alcohólicas no tienen azúcar, resultarán aptas para nuestra dieta, pero esto no es así.Aunque el consumo de alcohol no afecta al nivel de azúcar en sangre sí que afecta, y mucho, a la pérdida de peso. Algo similar a lo que ya vimos al hablar del queso: son productos sin hidratos y, por tanto, sin carga glucémica, pero que frenan de manera importantísima la pérdida de peso.

   Este efecto se observa con menos intensidad en las bebidas alcohólicas que, después de la fermentación, han sido destiladas. Por este motivo, y como verá en los próximos capítulos, vamos a ser mucho más permisivos con las bebidas alcohólicas destiladas (como es el caso de la ginebra o del wisky) que con las simplemente fermentadas (como el vino o la cerveza).

   Conviene que sepa que el alcohol es un producto rico en calorías (7 calorías por gramo de alcohol). Las bebidas alcohólicas destiladas, como el wisky tienen un muy elevado contenido calórico debido a su alta graduación alcohólica.

   Seguramente habrá leído que las calorías que proporciona el alcohol son "calorías vacías." Con este término se indica que el alimento en cuestión aporta energía pero practicamente ningún otro nutriente. Aparte de las bebidas alchólicas otro ejemplo de alimento con "calorías vacías" son los refrescos azucarados, como la Coca Cola,