LA GRASA CORPORAL: SU IMPORTANCIA

   Hoy en día obtenemos alimentos con mucha facilidad: nos basta con abrir la puerta de la nevera. Pero no siempre ha sido así. Durante cientos de miles de años obtener alimentos ha sido mucho más complicado. Y con frecuencia nuestros antepasados pasaban varios días entre una comida y la siguiente.

   Pero  si no podemos sobrevivir sin energía ¿cómo conseguían los hombres prehistóricos mantenerse vivos durante esos días de ayuno en que no conseguían cazar? Pues gracias a las reservas grasas de su cuerpo. Sí. Esas mismas reservas de grasa que tantos problemas nos dan ahora permitieron a los antiguos humanos mantenerse con vida en los frecuentes períodos de escasez.

   La grasa corporal en sí misma no representa ningún problema. Todo lo contrario. Es una parte muy importante de nuestro organismo y no debemos considerarla como algo indeseable. Lo que tiene que preocuparnos es el exceso de grasa.

   Vamos a intentar explicar por qué se produce. Y, lo más importante, cómo se puede solucionar.

   En la imagen superior puede apreciar el aspecto de las células del tejido graso vistas al microscopio. Están llenas de grasa. Y la cantidad de  grasa almacenada en cada célula aumenta o disminuye cuando engordamos o adelgazamos.

 

 

 

EL CONTROL DE LA GRASA CORPORAL: EL "LIPOSTATO"

   El organismo tiene sistemas de control sobre la temperatura corporal, frecuencia cardíaca, tensión arterial y otros muchos parámetros, como la cantidad de grasa corporal que se regula desde una zona del cerebro llamada "lipostato".

   Está situado en la base del cerebro, en el hipotálamao, como puede ver en la imagen.

   Este lipostato funciona de un modo similar al termostato de una estufa. Cuando la habitación alcanza la temperatura adecuada el termostato "avisa" a la estufa, que se apaga. Y cuando la habitación se enfría ocurre lo contrario. Es algo que vemos a diario en nuestras casas.

   Pues el lipostato funciona de una manera muy parecida pero lo que "avisa" no es la temperatura sino la cantidad de grasa corporal. Cuando el organismo ya ha almacenado una cantidad de grasa suficiente el lipostato pone en marcha mecanismos para que no acumule más. Y si por el contrario el lipostato  detecta que la cantidad de grasa corporal es menor de la deseable actuará en sentido contrario, activando la formación de grasa.

   Este es el motivo de que las personas que no presentan anomalías en su alimentación (como son el excesivo consumo de azúcar o las comidas compulsivas) mantengan un peso relativamente estable. Y eso a pesar de que casi todos comemos más calorías de las que consumimos. Si este exceso diario de calorías se fuera acumulando en forma de grasa al final de nuestras vidas pesaríamos varios cientos de kilos, cosa que afortunadamente no ocure. Y eso tenemos que agradecérselo a nuestro lipostato.

   Eso está muy bien pero ¿a dónde van a parar todas las calorías no utilizadas? ¿Cómo funciona el lipostato? Vamos a verlo

 

 

 

¿CÓMO FUNCIONA EL LIPOSTATO? 

 

  Lo hace a través de dos mecanismos:

       - Por una parte actúa sobre el apetito. Cuando nos conviene comer estimula el apetito. Cuando no nos conviene, lo inhibe.

      - Y también, muy importante, actúa sobre el destino de la energía alimentaria sobrante (la "gasolina" que queda en el depósito después de que hayan quedado cubiertas las necesidades corporales). Esta energía sobrante o la eliminamos de alguna manera o, inevitablemente, se transformará en grasa. El lipostato indica al organismo lo que le conviene hacer en cada caso: guardar esa energía en forma de grasa (si anda justo de reservas) o eliminarla (si no precisa más reservas). Sin entrar en detalles conviene que sepa que la eliminación de esta energía sobrante se realiza dispersando calor a través de la piel

      Realmente los mecanismos que regulan el peso corporal son bastante más complejos, pero creemos que con lo anteriormente explicado es más que suficiente para los fines que perseguimos. 

 

 

 

 

FALLOS EN EL FUNCIONAMIENTO DEL LIPOSTATO  QUE PUEDEN ORIGINAR SOBREPESO

   Puede fallar cualquiera de los dos mecanismos de control que antes comentábamos.

   - Puede fallar el sistema de control del apetito, de modo que una persona consuma más cantidad de alimentos de los que precisa. Es lo que ocurre en los casos de comidas compulsivas. La manifestación más grave de este trastorno es la bulimia nerviosa.

   - Y también puede fallar la capacidad del organismo para eliminar la energía alimentaria sobrante (la "gasolina" de la que antes hablábamos). Si el lipostato da las órdenes equivocadas esa energía en vez de eliminarse se almacenará en forma de grasa. La causa más habitual de este fallo del lipostato es el excesivo consumo de harinas blancas y azúcares, que lo descontrola al alterar la secreción de insulina.