Realmente la técnica que empleamos para tratar los depósitos de grasa localizada no es mesoterapia, pero se ha generalizado de tal manera este término que, para no inducir a confusión, la seguiremos llamando así. 

   Consiste en inyectar un fármaco con propiedades lipolíticas en el interior del tejido graso para ayudarnos a metabolizar la grasa de esa zona. Diluimos el lipolítico en suero salino y lo inyectamos con una jeringuilla en las zonas a tratar. También lo administramos, más concentrado, en un suero salino que aplicamos gota a gota en las zonas con mayor volumen de grasa.

   La mesoterapia no provoca una pérdida de peso más rápida. Su función es otra: al ayudarnos a eliminar los depósitos grasos localizados nos permite obtener una figura mejor modelada y más armónica.

   La mesoterapia adquiere su máxima eficacia si la persona que recibe el tratamiento cuida su alimentación reduciendo los hidratos, sobre todo los de alto índice glucémico. Cuanto más reduzca estos hidratos más eficaz resultará. Por este motivo es muy posible que su médico le prescriba una dieta de proteínas (sin hidratos) las 24 horas previas a la visita, como más adelante se explica.

   Pese a que los productos que empleamos en la mesoterapia no producen alergia salvo en ocasiones excepcionales siempre practicamos un test de alergia en la primera visita antes de comenzar el tratamiento. Si el test resulta negativo (como prácticamente siempre ocurre) en la siguiente visita podremos comenzar el tratamiento con toda seguridad.

   La mesoterapia, al menos tal como la practicamos nosotros, carece de efectos secundarios si exceptuamos los hematomas que ocasionalmente pueden aparecer. 

   Finalmente un detalle que también tiene su importancia: las agujas que empleamos son tan finas que el pinchazo es practicamente indoloro.