En España 4 de cada 10 niños de entre 6 y 9 años pesa más de lo que deberían. De esos niños las dos terceras partes presentan sobrepeso y la otra tercera parte son obesos. Y estos datos son extrapolables a otros muchos pasíses, sobre todo de los países desarrollados.

   Esto representa un formidable problema de salud pública de muy difícil solución: un niño con sobrepeso tiene muchas posibilidades de convertirse en un adulto obeso.

   El tratamiento del sobrepeso en los niños difiere en bastantes puntos del que realizamos con los adultos. En ellos no es prioritario llegar a un peso determinado en un plazo de tiempo más o menos corto. De hecho, dado que crecen y por tanto aumenta su masa corporal, el dato del peso por sí solo no tiene demasiada importancia. Interesa más que la relación entre talla y peso se vaya normalizando. Y esto se consigue modificando progresivamente su alimentación, básicamente sustituyendo hidratos de alto I.G. por otros similares de menor I.G.

   No es tarea sencilla pero hay que ponerse a ello y cuanto antes mejor. La muy frecuente actitud de mantenerse a la espera confiando en que el niño adelgace cuando "dé el estirón" es un grave error.