Mantener de una manera indefinida el peso conseguido tras una dieta no resulta especialmente complicado. Pero para conseguirlo es imprescindible seguir unas pautas en la alimentación durante toda la vida.

   Lamentablemente muchas personas no admiten este principio con la excusa de que desean volver a comer “normal”, que viene a ser comer como lo hacían antes de adelgazar. El inevitable resultado es que en poco tiempo recuperan todo el peso perdido.

   Es frecuente echar la culpa de la recuperación de peso al llamado “efecto rebote”. Pero no nos engañemos: no existe tal efecto rebote. Lo único que “rebotan” son nuestros malos hábitos.

 

   La fase de mantenimiento se apoya en tres pilares

        • Controlar lo que comemos

              - Eliminando el azúcar

              - Evitando el excesivo consumo de hidratos de alto índice glucémico, sobre todo al final del día.  

              - Reduciendo el consumo de grasas 

         • Controlar la manera en que comemos: evitando conductas alimentarias compulsivas

         • Hacer ejercicio con regularidad

 

   Aunque en teoría no tendría por qué ser necesario realizar controles periódicos durante el mantenimiento la experiencia profesional de muchos años de ejercicio y muchos miles de personas tratadas nos han enseñado que sí lo es. Y no solo necesario: es imprescindible.

   La frecuencia de estos controles varía según los casos pero, una vez bien estabilizado el peso, suele ser suficiente hacer un control cada 3 o 4 meses. Es una molestia, pero sin duda lo es mucho más tener que volver a comenzar un nuevo tratamiento.