Podemos considerar a las salsas y a los aliños alimentarios alimentos "complementarios". No aportan elementos básicos para nuestra nutrición pero contribuyen de una manera decisiva a que la comida sea, además de un alimento, un placer. Vale la pena que los conozcamos con más detenimiento.

SALSAS CASERAS

  Tienen la doble ventaja de que podemos elaborarlas a nuestro gusto y de que resultan más económicas que las salsas industriales.

   Como inconvenientes: requieren tiempo para ser elaboradas y normalmente incorporan mucho aceite, por lo que el nivel calórico de las salsas caeras suele ser elevado.

   En el capítulo Recetas le damos detalles de cómo hacer sus salsas sin que su dieta peligre.

SALSAS INDUSTRIALES

 Hoy en día disponemos de una impresionante cantidad de salsas preparadas de todos los tipos.

   Las usamos cada vez más y es lógico que sea así.  Posiblemente no lleguen al nivel de calidad de las salsas caseras pero en la actualidad es difícil disponer de tiempo para que podamos preparar de modo habitual nuestras salsas. La solución es comprarlas.

   De cara a la dieta hay un "pero": los hidratos que contienen la mayoría de estas salsas, tanto almidón como sobre todo azúcar.

   Afortunadamente podemos contar con una amplia gama de salsas dietéticas con una composición óptima para nuestra dieta: I.G muy bajo y practicamente sin calorías.

   Puede disponer de salsas para ensaladas, para carne y pescado, ketchup, mayonesa y muchas más.