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Fármacos y sobrepeso

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   En la actualidad tenemos muy claro que la clave para conseguir y mantener nuestro peso correcto se base en los tres pilares ya comentados:

      - El control de lo que comemos

      - El control de la manera en que comemos

      - La actividad física

 

   Pero no siempre fue así. En la última década del siglo pasado y en la primera del actual se emplearon de una manera masiva diversos fármacos para ayudar a adelgazar, consumo que se ha reducido mucho al prohibir las autoridades sanitarias la mayoría de los más utilizados, quizá en alguna ocasión con excesivo rigor.

   ¿Disponemos todavía de medicamentos que puedan ayudarnos a cumplir nuestros objetivos? Vamos a verlo.

 

    Existen tres grupos de fármacos para el tratamiento del sobrepeso.

      1.- Medicamentos para reducir el apetito  

      2.- Medicamentos para reducir la ansiedad por la comida. 

      3. - Medicamentos que reducen la abosorción intestinal de nutrientes.

 

 

Sibutramina 400 

 1. Los medicamentos que reducen el apetito se llaman anorexígenos. Se utilizaron ampliamente durante muchos años pero se han ido retirando del mercado debido a sus numerosos y en ocasiones graves efectos secundarios.

   En primer lugar se usaron anfetaminas, fármacos estimulantes del sistema nervioso central y con numerosos efectos secundarios que limitaron mucho su uso.

   En vista de la enorme demanda que existía de este tipo de fármacos las industrias farmacéuticas elaboraron diversos anorexígenos que, al menos en teoría, presentaban menos efectos secundarios que las anfetaminas. Pero las autoridades sanitarias no tardaron en prohibirlos ante la evidencia de los problemas que originaban.

   Así en 1.9997 Sanidad suspendió la comercialización de fármacos tan populares como el  Ponderal, Poderal Retard y Dipondal.

   Y al cabo de tres años, en el 2.000, también fueron prohibidos el Tegisec, Delgamer, Finedal y Antiobes Retard. La popularidad de que gozaban estos fármacos queda reflejada en su cifra de ventas: más de 100.000 unidades en el año 1.999.

   Quizá recuerde al último de esta saga: la sibutramina, cuya marca comercial más conocida era "Reductil". Muy eficaz y mejor tolerado que los anteriores, pero cuyos efectos secundarios también acabaron desaconsejando su uso. Su comercialización fue prohibida en el 2.010.

    La conclusión es que a día de hoy no disponemos de ningún fármaco para reducir el apetito

   Una observación: aunque actualmente no es posible adquirir de manera legal anorexígenos en algunas páginas web siguen ofertándolos pese a estar prohibidos. No los adquiera bajo ningún concepto. Con suerte tan solo se trate de un fraude y la única consecuencia sea la pérdida de su dinero. Pero, de no ser así, las consecuencias podrían ser mucho más graves para su salud.

 

 

 

 

 fluoxetina 400

 

   2. Afortunadamente sí que disponemos de fármacos muy eficaces y seguros para combatir la compulsividad alimentaria, una de las principales causas del sobrepeso. De hecho, a excepción de los casos más leves, suele ser necesaria la ayuda de estos medicamentos para superar el problema que suponen las crisis de compulsividad hacia la comida.

   El fármaco más empleado es la fluoxetina. Se trata de un medicamento muy seguro y con escasos efectos secundarios. Pero, pese a ello, tan solo debe tomarlos si su médico se lo indica. Nunca por su cuenta.

 

 

 

 

 orlistat 400

 

   3. Y por último existen algunos fármacos que intentan reducir la absorción intestinal de los nutrientes que ya hemos ingerido. 

   Los dos tipos de nutrientes cuya absorción nos interesaría controlar son las grasas y, sobre todo, los hidratos.

 

   Con respecto al control de la absorción de las grasas existen algunos fármacos realmente eficaces. Quizá el más conocido sea el orlistat, tanto en su forma genérica como a través de sus marcas más populares: Xenical y Alli. 

   Actúa inhibiendo una enzima, la lipasa pancreática, imprescindible para la digestión de las grasas. De esa manera las grasas no digeridas no pueden absorberse y se eliminan con las heces.

   El principal efecto secundario de estos fármacos es la frecuente aparición de diarreas. Y otro inconveniente, importante también, es su elevado precio

   Ya sabemos que en las dietas hipocarbonadas la grasa no es el alimento que más nos preocupa, pero no hay duda de que cuanto menos grasa entre en nuestro organismo más rápidamente perderemos peso. Esto se puede conseguir eliminando grasas y aceites de la dieta pero si lo hacemos las comidas resultan muy poco apetitosas y el índice de abandonos se dispara. Por eso con cierta frecuencia recurrimos al Orlistat en las fases en que notamos una mayor resistencia a la pérdida de peso: al tomarlos una buena parte de la grasa ingerida se elimina con las heces y la pérdida de peso se reactiva.

   El Orlistar se comercializa en cápsulas de 60 y 120 mgs. Las primeras pueden adquirirse sin receta médica pero le recomendamos que no las compre si no se lo han indicado previamente en la consulta.

 

 

 

 

 faseolamina 400

   Sería extraordinariamente interesante disponer de fármacos que permitieran reducir la absorción de hidratos. Pero lamentablemente las sustancias que a día de hoy disponemos tienen una efectividad muy reducida.

 

    Una de las sustancias más empleadas con esta finalidad es la faseolamina, producto dietético que no está considerado como medicamento. Teóricamente actúa sobre los carbohidratos como el orlistat sobre las grasas: inhibiendo un enzima  (la alfa-amilasa)  imprescindible para metabolizar los carbohidratos complejos en carbohidratos simples, que son los que se pueden absorber a través de la pared intestinal. De esta manera los carbohidratos complejos no metabolizados se eliminarían con las heces.

   El problema radica en que la efectividad de esta sustancia no está contrastada, como sí ocurre en el caso del orlistat. Por eso no recomendamos su uso. En este caso no ya por los problemas que pudiera originar sino por la falta de estudios clínicos serios que confirmen su utilidad

 

    Realmente sí existe un fármaco eficaz para reducir la absorción  intestinal del azúcar: la acarbosa. De hecho se emplea como tratamiento complementario en algunos casos de diabetes. Pero lamentablemente no se ha demostrado efectivo a la hora de emplearlo para tratar la obesidad a las dosis toleradas por el hombre. De todas maneras queremos comentarlo para que sepa a qué atenerse si lee algo al respecto: se trata de una medicación que puede ser útil para tratar la diabetes pero que no está en absoluto indicada para el tratamiento de la obesidad.

 

 

EL FRAUDE DE LOS "QUEMAGRASAS"

   Tanto en revistas, como en TV y sobre todo en Internet verá publicitadas diversas sustancias "quemagrasas". Desengáñese. Esas sustancias que "queman" las grasas son un fraude monumental. No existe ninguna sustancia que queme las grasas. Ninguna. No tire su dinero. Y, lo más importante, no arriesgue su salud.

 

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